¿Qué tan laica y qué tan pública es la escuela en CABA? Pensando el mercado laboral docente.

La gran mayoría de los docentes que ejercen su profesión en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se formó en instituciones públicas. Los profesorados de las Escuelas Normales, los institutos terciarios como el ISP “Dr. Joaquín V. González” o el IES “Alicia Moreau de Justo”, o la misma Universidad de Buenos Aires, por nombrar sólo algunos son, grosso modo, los lugares que forman a los docentes de la ciudad.

Por el momento, la formación docente pública conserva un franco prestigio en comparación con la oferta privada, de modo que quienes optan por este tipo de carreras tienen, como primera opción, la formación dentro de la gestión estatal. En la Universidad de Buenos Aires, que no tiene como objetivo inicial formar docentes para los niveles educativos obligatorios, cada vez aparece más la situación de que sus egresados buscan, en el sistema educativo, una salida laboral rápida y estable.

Sin embargo, vale la pena hacer una serie de precisiones: ¿qué características tiene ese mercado laboral, en CABA? Se realizó un análisis de las instituciones educativas de la Ciudad que ofrecen educación inicial, primaria y secundaria, para observar dos variables principales: si son de gestión estatal o privada y, en el segundo caso, si son confesionales o no (se recuerda que, según el artículo 24º de la Constitución de CABA, la educación pública de gestión estatal es laica).

Esta información debe ser leída con las siguientes salvedades: se analizaron las instituciones, pero no su tamaño (esto es, su disponibilidad de vacantes y los turnos de que dispone). En los niveles inicial y primario hay establecimientos de jornada simple y completa; por otro lado, el aspecto edilicio es fundamental para comprender si se trata de una escuela pequeña o grande. En base a esto, obviamente, se darán mayores o menos posibilidades de ingresar a la docencia.

En el mapa a continuación, se puede observar la oferta educativa de gestión estatal discriminada por comuna.

OFERTA EDUCATIVA ESTATAL

Está claro que los barrios que concentran a la población de mayor poder adquisitivo ofrecen menos alternativas de educación de gestión estatal. De hecho, el tradicional barrio de Recoleta (comuna 2) tiene tan sólo un 23.7% de oferta educativa estatal, siendo el resto de las instituciones de gestión privada. Al mismo tiempo, esa comuna es la que ostenta el mayor porcentaje de oferta de escuelas privadas confesionales: el 47,4%.

La situación de las comunas con poca oferta de educación pública evidencia que el gobierno porteño renunció, hace mucho, a generar en esas zonas escuelas públicas que que compitieran con las privadas. Parecería que, contento con que la oferta educativa general contuviera la demanda, no se preocupa por abrir una alternativa pública.

Los barrios que concentran a los sectores de menores ingresos, tienen un fuerte componente estatal: la comuna 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano) tiene un 62.2% de instituciones públicas. No son estas comunas, justamente, un mercado atractivo para las empresas que se dedican a la educación privada: de esto puede deducirse un interés más económico que educativo a la hora de pensar la ubicación del establecimiento.

Circula la idea, cuando se piensa en las poblaciones que atienden a las escuelas, de que existe una segmentación, dos circuitos diferenciados dentro del sistema educativo: el subsistema privado, accesible para las clases medias y altas, y el subsistema público que atiende a quienes no están en condiciones de pagar una escuela privada. Aunque esta hipótesis ha sido relativizada por la existencia de escuelas públicas de elite y escuelas privadas enclavadas en barrios de emergencia, la distribución de la oferta en la Ciudad de Buenos Aires parece confirmarla.

Para qué y dónde educar

El otro aspecto de este análisis tiene que ver con la formación docente. La mayoría de las escuelas, en la Ciudad de Buenos Aires, son de gestión privada (el 55%), y esto es todavía mucho más pronunciado en el nivel medio (69%). Esto significa que es probable que la mayoría de la gran masa de estudiantes de institutos de formación y de la UBA que elijan la carrera docente, terminen trabajando en establecimientos privados. El 33% de las escuelas de la ciudad, además, son confesionales.

Presentación2

Esta información –que indudablemente puede ser ampliada analizando las mismas variables para el Conurbano bonaerense, por ejemplo– puede plantear el siguiente problema: el hecho de que la mayoría de los docentes que dan clase en las escuelas privadas se hayan formado en instituciones públicas, sostenidas por los todos los contribuyentes –incluso los de más bajos ingresos–, ¿no transforma la tendencia en una suerte de subsidio regresivo? ¿Es justo que los institutos de formación donde se ponen en juego pedagogías –lentamente, pero cada vez más– pensadas para atender a poblaciones que antes no accedían a la escuela, y donde se problematizan en profundidad las variables de la educación, sean pagadas por los sectores de menores recursos para que esos mismos estudiantes, al transformarse en docentes, vuelquen esa formación para poblaciones medias y altas, en muchos casos ante la imposibilidad de ingresar al subsistema estatal?

Si se le suma, además, la política de subsidios a las escuelas privadas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al tiempo que lentamente se desfinancia la pública por medio de mecanismos directos e indirectos, el resultado parece bastante claro: en la Ciudad de Buenos Aires, los pobres pagan la educación de los ricos. Pagan sus escuelas, y también sostienen la formación de sus docentes.

Este estado de situación, bastante naturalizado, debería requerir una reflexión más profunda, cuyo problema de fondo no es otro que los fines de la educación y quiénes son idóneos para desempeñar cargos docentes. En la escuela primaria pública, el único título válido es Profesor de Enseñanza Primaria. Pero en educación media, cualquier título universitario, sin formación docente, puede incluso aspirar a más cargos que alguien que sí tiene un título docente. El mercado laboral termina estrechándose, forzando a fuertes competencias por un puesto de trabajo.

Una de las grandes preguntas que se disparan en los centros de formación docente es qué se espera de la carrera: ¿educar con meritocracia? ¿educar para incluir? ¿educar para el mercado? ¿educar para liberar? ¿ser “estricto”? ¿qué es “ser estricto”? ¿para qué se enseñan las disciplinas que se enseñan? ¿para qué les sirven esas disciplinas a alumnas y alumnos de clases medias y bajas? ¿cómo conciliar una búsqueda, a veces militante, con las presiones del mercado laboral?

El objetivo de fondo de este artículo es sumar una pregunta más: ¿a quiénes les querés dar clases, y para qué? ¿a quiénes podés, efectivamente, dar clases?


8 respuestas a “¿Qué tan laica y qué tan pública es la escuela en CABA? Pensando el mercado laboral docente.

  1. Buen artículo Manuel. Algunas cuestiones para seguir pensando:
    1) El mapa que presentás es el resultado de políticas históricas en la ciudad, no solo de este gobierno. El progresismo creo que profundizó y no alteró esta tendencia que se viene desarrollando desde hace varias décadas. Es también una política nacional pues, con diferencias, en todas las provincias se pueden ver tendencias parecidas. La foto se enriquecería con una perspectiva histórica que permitiría comprender el problema en perspectiva.
    2) Habría que analizar cuál es la presencia privada en formación docente. No la conozco, pero creo que nos sorprendería ver la cantidad de docentes titulados en instituciones privadas. Espero un rastreo de la presencia del sector privado en las titulaciones de los docentes en ejercicio en un próximo posteo.
    3) Sos un tanto optimista en relación a lo que hacen los profesorados con la formación de los docentes. Creo que ofrecen una formación de bajísimo impacto. Pero también mi afirmación debe ser probada…

    Un gusto leerte!

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    1. Buenísimos los aportes, Gustavo. En 1), estamos de acuerdo: la tendencia es histórica. En todo caso podría señalarse que el PRO no ha aportado un sólo indicio de frenarla, más bien al contrario. En 2), habría que realizar un censo: este trabajo se hizo sólo con el tipo de gestión de las escuelas de CABA. Desconozco si ese censo existe, pero claramente se podría indagar a ver cuál es la incidencia. Y en 3), sostengo ese «optimismo» en la potencia que tiene la realidad concreta -la escuela pública hoy- para abrir debates en los profesorados públicos. Acá hay que discriminar por carrera, pues no es lo mismo el profesorado en Historia, donde -hablo por experiencia propia- se discute hasta el color de la pintura de los afiches, que los de Biología y Matemática, siempre hablando de media (en primaria los debates circulan hace mucho, y su mercado laboral es bien diferente respecto de media e inicial). Desde ya que, para este último punto, habría que ver qué impacto se espera, qué impacto se logra, y cuánto eso tiene que ver con los debates que se producen en los institutos. Gracias por los aportes, son más que bienvenidos.

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      1. 1) Tampoco el kirchnerismo ha hecho nada por por frenarla (identidad política a la que adscribo). Filmus, por ejemplo, siempre fue un buen articulador con el sector privado. No sé si es posible hacer mucho pues las cámaras que agrupan a las escuelas del sector son muy poderosas (no solo el CONSUDEC). No es menor que cuentan con el «apoyo» de las clases medias y la elites que no es moco de pavo. 2) Quizás los censos docentes digan algo al respecto. La oferta educativa de formación inicial docente privada es importante en todo el país. Más en las ciudades grandes que tienen sectores medios con capacidad de compra de su formación profesional. 3) Tengo mis problemas con el Joaquín V. González, Creo que forma docentes desligado y desresponsabilizado de las necesidades del nivel secundario de CABA. Sus ideales autonomistas tensionan la relación indispensable con el empleador de los docentes que forman. Como empleador, sostenedor de la oferta formativa y planificador de la educación, el Estado de CABA tiene algo para decir al respecto de la formación docente de todos los niveles que ofrece. Pero es solo una opinión. La formación docente en el nivel primario e inicial se ha sofisticado discursivamente pero su dispositivo normalista muestra muchos signos de agotamiento. Hay que pensar otros recorridos formativos que los que nos brinda la historia del normalismo. Saludos,

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  2. Hola colegas, hay otro aspecto relacionado al tema que también estaría interesante observar: ¿cuánto de privado ya hay en las escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires? Un ejemplo: en la escuela Nº2 Mariano Acosta ya no hay limpieza ni mantenimiento, porque las «empresas» encargadas del servicio, no van. Tenemos una persona a la que se le paga (via cooperadora o como sea) para hacer arreglos diarios, hay madres limpiando baños de primaria porque de otro modo se vuelven inaccesibles, la cooperadora compra productos de limpieza y papel higiénico semanalmente, etc. Ejemplos como estos hay muchos en lo que hace al funcionamiento normal y cotidiano de las instituciones. La escuela pública, el espacio público por excelencia, convertido en desierto. No es una cuestión de presupuesto tercerizar obligaciones propias del estado (para las que, por otro lado, nosotros pagamos): se trata de privatizar para abandonar, las empresas no tienen las mismas obligaciones ni responsabilidades que el estado.
    Saludos!
    Luz

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  3. Muy buen artículo. Soy docente del subsitema de gestión privada. Muchas veces quise ingresar al susbsistema estatal pero como reconocerás, los mecanismos de ingreso son extremadamente burocráticos y están diseñados para quienes ya están dentro del sistema. Al menos esa es mi impresión. Quizá si se facilitaran o agilizaran los procesos de selección e ingreso a la carrera docente muchos optaríamos por trabajar en escuelas de gestión estatal. Saludos y gracias por el aporte.

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    1. Alejandro, ése es uno de los temas que se tratan de sugerir sobre el final del artículo: la hostilidad del subsistema público para atraer y retener a los mejores docentes. Luz, que comentó antes, también está en una situación similar. Y así, una enorme cantidad de docentes valiosísimos que desearían jugársela en la pública, pero eso entraría en conflicto con su misma estabilidad laboral y hasta material. Es probable que más adelante abordemos ese tema.

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