Papas calientes: ocho problemas educativos que deberá afrontar el próximo gobierno

Este domingo se empieza a decidir el futuro del país, cuando quede proclamado el presidente que suceda a Cristina Kirchner, desarmando buena parte de la discursividad, la liturgia y, por qué no, el sentido común de los últimos 12 años.

En términos educativos, podríamos plantear una serie de problemas urgentes que hoy sirven de movimiento magmático al sistema educativo argentino, sospechando su estallido en algún momento si no inmediato, tal vez en el mediano plazo. O su muerte lenta, en todo caso.

1ª papa caliente: la escuela secundariaTortitas-de-papa-con-manchego-1

Como publicamos hace unos días en esta nota, la educación media
se encuentra desregulada y descoordinada. No existen lineamientos unificados en torno a las estrategias didáctico-pedagógicas ni a los requisitos para la selección docente, como tampoco una política aceitada de contralor estatal. Esto redunda en cierta esquizofrenia en la didáctica y en los objetivos de la educación, que quedan librados a la arbitrariedad de cada docente. De manera que si un docente considera que puede enseñar su materia completamente por fuera del programa, se ve en la libertad de hacerlo; de la misma manera puede plantear secuencias de trabajo decimonónicas y completamente carentes de justificación pedagógica e incluso científica. Las conducciones de las escuelas secundarias, muchas veces, carecen completamente de un margen de acción para encuadrar estos casos. Mientras tanto, el deterioro continúa. Así, por la enorme cantidad de personal (la escuela secundaria, por su distribución en horas cátedra y la multiplicidad de las asignaturas, emplea a mucha más gente, de la cual una parte no menor lo tiene como un ingreso adicional y no como el foco de su carrera, conspirando contra la conformación de una comunidad educativa) la problemática de la secundaria parece inabordable: ¿cómo ponerse de acuerdo, en una escuela de 1000 alumnos, con 300 adultos con una tremendamente desigual distribución horaria, formación, antecedentes e intereses?

2ª papa caliente: la formación docente

Acá el problema mayor lo tienen, nuevamente, los profesorados que forman docentes de escuela secundaria. Aparece, despiadada, la pregunta del millón: ¿para qué sirve la escuela media? ¿Para formar mano de obra de baja calificación? ¿Para ingresar sólidamente a la universidad? ¿Para desarrollar un pensamiento crítico? ¿Para aprender a debatir los asuntos públicos? ¿Para burocratizar a los jóvenes y que aprendan a ser individuos mansitos? ¿Todo eso junto? Para cada respuesta habría un modelo de formación docente, se supone. Pues bien, hoy la escuela media no resolvió para qué existe. Problema que no tiene la primaria: allí se aprende a leer, a escribir, a realizar operaciones básicas y a adquirir unas primeras nociones de convivencia cívica. La secundaria, como publicamos en esta nota, fue formateada para formar a la elite dirigente argentina, y actualmente recibe alumnos de las villas que buscan ejercer su derecho humano y constitucional a la educación. Eso implica una reformulación total del sentido de la escuela, hasta ahora no resuelto. Si la secundaria de hoy recibe chicas y chicos en contextos de vulnerabilidad, ¿no deberían los profesorados entrenar en estrategias para atender a un público diverso? ¿Corresponde que un alumno de un profesorado decida, de antemano, negarse a trabajar con chicas y chicos pertenecientes a determinada clase social? ¿Cómo articular esto con una propuesta académica orientada al trabajo en las escuelas, con la enorme heterogeneidad que esto implica? ¿Conocen los estudiantes de los profesorados las problemáticas de los distintos escenarios? ¿Están preparados para afrontar los laberintos de la selección docente estatal? ¿Conocen sus derechos, el Estatuto del Docente? ¿Hay una reflexión sobre este tipo de variables? Anticipo la respuesta a todas estas preguntas: no.

3ª papa caliente: el salario

Uno de los temas más reiterados y debatidos en la campaña electoral es cómo se efectuará la inevitable devaluación del peso: si con shock o gradualismo. En cualquier caso, está claro que presenciaremos un deterioro del salario real. Es de esperar que ante esta situación los docentes no nos quedaremos de brazos cruzados: de hecho, una medida de avance sobre los sueldos, lograría reagrupar a sectores dentro del sindicalismo docente que hoy se hallan más divididos. Es de imaginar una alianza estratégica entre los sectores más críticos, propositivos e innovadores del gremio docente con sus representantes sindicales más burocratizados y alienados, para evitar un cataclismo del bolsillo. ¿Cómo empezarán las clases en 2016 con un gremialismo diverso y contradictorio pero unido detrás de la demanda por su salario, después de una evidente devaluación veraniega?

4ª papa caliente: la migración a la privada

Problema que lleva décadas sin detenerse, tiene aspectos que le resultan convenientes, estructuralmente, a las clases políticas. Los ministros y gobernadores pueden utilizar al demonizado (premio logrado con esmero, por cierto) sindicalismo docente como su chivo expiatorio. Mal que mal, son los únicos actores de la sociedad civil que reclaman protagonismo a la hora de discutir la agenda de la educación pública. La clase media, sujeto privilegiado del contralor y la demanda al Estado, se ha ido retirando de las escuelas públicas. La migración de la matrícula al subsistema privado es denunciada en los grandes medios de comunicación como un problema, por los mismos personajes que contribuyen a ella retirándole apoyo a la escuela pública y cuestionando su utilidad.

5ª papa caliente: las benditas pruebas PISA

Esta papa es, para este autor, más tibia que caliente: las PISA son una serie de tests standarizados y carentes de historicidad (no contempla la evolución de un sistema educativo fuera de variables muy duras), que compara sistemas educativos incomparables sin morigerar sus resultados en relación a las particularidades de cada país. Son implementadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, un organismo heredero del Plan Marshall compuesto actualmente por 34 países miembros (Argentina no está entre ellos), y directamente vinculada a la articulación entre las sociedades y su economía: concretamente, sus empresas. Estos tests, adorados por los lobbystas de la educación privada como Edgardo Zablotsky y sus secuaces de la UCEMA y los más colorinches opinólogos de la televisión, son un instrumento cuantitativo de la OCDE: justamente, personalidades vinculadas al mundo corporativo, que atienden sólo a las variables de costo/beneficio económico, la utilizan como su herramienta preferida de evaluación educativa. Esto significa algo muy sencillo: como los evangelistas del neoliberalismo no entienden básicamente nada de educación, apelan a una regla que mide lo que ellos quieren medir: números. Al dar mal, tienen argumentos para justificar la impugnación completa de la educación pública y promover su abolición. Vale decir: inventan un sistema para medir lo que no saben medir de otra manera, y como según su sistema de medición el objeto es deficiente, ergo el objeto no sirve. El próximo gobierno deberá resolver si permanece adhiriendo a estos exámenes estandarizados o decide destinar esos recursos a mejorar el sistema y a garantizar derechos.

6ª papa caliente: identificar el rol del Estado nacional

El sistema educativo argentino ha sufrido un proceso de fuerte descentralización, consagrado en el decreto-ley 21.809/1978, en la Ley de Transferencia 24.049/1991, en la Ley de Educación Nacional 26.206/2006 y en normas sucesivas. De esta manera, es esencial establecer en detalle cuál es el papel que cumple el Estado nacional en la dirección del sistema y, en lo posible, reforzarlo. Durante el kirchnerismo, una batería de leyes educativas produjeron interesantes avances en ese sentido y tal vez sean, junto con la Ley de Financiamiento Educativo 26.075/2006, sus más grandes logros en la materia. Queda para el gobierno que asuma el 10 de diciembre decidir si mantendrá el rol que tiene actualmente, lo expandirá o lo hará retroceder. ¿Qué sucederá con el tema del financiamiento educativo? Decisiones políticas que se deberán tomar.

7ª papa caliente: el papel del mundo privado y las ONGs

Articular al Estado con otras organizaciones de la sociedad civil y empresarial debería ser eso mismo: una forma de articulación para alcanzar un bien común superador de los intereses sectoriales de grupos que ostentan grandes cuotas de poder. La política de delegar atribuciones en fundaciones ha sido uno de los pilares del gobierno del PRO en la Ciudad de Buenos Aires, a la hora de atender aspectos vinculados al desarrollo social, la salud y la educación. Así, las ONGs han ido ingresando progresivamente al mundo educativo gracias a un diagnóstico certero sobre aspectos críticos del sistema: alienación docente, anquilosamiento pedagógico, pérdida del sentido, complejidad del mundo social. Pero al ingresar a las webs oficiales de las ONGs rápidamente se advierte que quienes las sostienen son empresas del capital concentrado local, que canalizan sus donaciones hacia ellas con un doble objetivo: para lograr exenciones impositivas, por un lado, y para ingresar a disputar espacios en el mundo educacional, por el otro. Como consecuencia, el Estado de desresponsabiliza del financiamiento y la dirección política del sistema, al tiempo que delega funciones en agentes no profesionalizados y precarizados que dependen, en última instancia, de los mecanismos de una suerte de “evasión fiscal legal” que las corporaciones del sector privado ejercen por medio de programas de Responsabilidad Social Empresaria.

8ª papa caliente: contextos vulnerables y violencia escolar

En el marco de una educación pública que se pretenda inclusiva, el Estado debería concentrar recursos en brindar mecanismos de contención y apoyo a aquellas escuelas de los suburbios de las grandes ciudades que atienden a poblaciones en especiales contextos de vulnerabilidad y violencia. Para esto, debería tratar de garantizar el derecho a la educación y promoviendo opciones que tiendan a desarticular las redes de delito y violencia que rodean a muchos chicos y chicas. Por otro lado, debe atender especialmente a los docentes que trabajan en esas instituciones proveyéndoles capacitación en protocolos de emergencias y aspectos jurídicos centrales, además de quitarles la responsabilidad de ser los únicos custodios del futuro de chicos en serio riesgo. La conformación de equipos profesionales de contención (psicólogos, psicopedagogos, asistentes sociales, abogados, médicos) se transforma en un aspecto ineludible para atender a esta problemática. Una vez más, se trata de voluntad política, y de una importante masa de recursos económicos.

Según lo propuesto por los dos candidatos presidenciales, será Esteban Bullrich o Alberto Barbieri quien encabece el Palacio Sarmiento. De ellos, de su voluntad política y de su margen de maniobra, de sus estructuras ideológicas y el sentido con el que piensan la educación, dependerá cómo se encararán estas ocho papas calientes, y las muchas otras que no fueron abordadas en esta nota. De acuerdo a sus antecedentes, las perspectivas no parecen demasiado buenas, aunque muestran matices que analizamos en esta nota, donde comparamos sus perfiles. Estará en manos de los docentes, una vez más, el luchar por el derecho a la educación de las chicas y los chicos de este país, mientras luchamos por nuestro trabajo. Porque existen pocas profesiones que tienen ese doble mandato: cuando se es maestro, garantizar la fuente laboral es, también, garantizar los derechos de los débiles.


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