Crónica de un paro anunciado

Aunque sin un marco legal regulatorio, la actividad masiva de la lapidación pública se ejerce sobre los docentes, en estos días, desde los medios de comunicación tradicionales, pero también con los arietes del call centre de Marcos Peña. Eso derivó, durante los meses de enero y febrero y lo que va de marzo, en una serie de estrategias desplegadas desde el gobierno y los medios de comunicación para desprestigiar e insultar a la docencia en su conjunto, cuyas consecuencias eran absolutamente predecibles.

Baradel, el punching-ball redondito

Los medios de comunicación más fuertes y alineados con el gobierno de la Alianza Cambiemos tomaron a Roberto Baradel, dirigente de SUTEBA (el principal, pero no el único, sindicato docente de la provincia de Buenos Aires), como su blanco preferido: tal vez su aspecto –exceso de peso, barba, pelo largo– era funcional a una estrategia de demonización y personalización del conflicto. Como bien planteó Natalia Aruguete en Letra P, este recurso apunta a reducir y simplificar la noticia, distribuyendo héroes y demonios de un conflicto a lo clásico y furioso: docentes-villanos, niños-víctimas. Y ese hombre gordo, desaliñado, acusado de no poder siquiera representar a los docentes por no tener título –lo cual constituye una muestra de total ignorancia, y abajo explicaremos por qué– es puesto como contendiente frente a un pobre niño desprotegido que no puede acudir a la escuela, su medio natural.

Roberto Baradel es el líder de SUTEBA porque sus bases así lo han elegido. Sin embargo, no goza de una total legitimidad, pues el gremio –diferenciemos “gremio” como conjunto de trabajadores afectados al mismo oficio de “sindicato”, esos mismos trabajadores organizados institucionalmente– bonaerense es sumamente heterogéneo. Puntualmente, la izquierda –opositora a Baradel– ha avanzado de forma importante en varios distritos clave de la provincia, como La Matanza y La Plata. Y este año, además, hay elecciones en SUTEBA. En un contexto de pauperización –no sólo docente– Baradel debe mostrarse inflexible por dos razones: las bases le reclaman representación ante el deterioro salarial sufrido en 2016 en medio de una economía recesiva, por un lado, y la izquierda amenaza con seguir ganando los espacios de representación que la Celeste –la agrupación oficialista a la que pertenece Baradel– vaya dejando vacantes en un año electoral.

Más allá de Baradel y SUTEBA, hay cinco sindicatos más en la provincia de Buenos Aires: AMET, FEB, SADOP, UDOCBA y UDA. Aunque los seis están actuando con una estrategia en general unificada en el conflicto con Vidal, los medios sólo se dedican al secretario general de SUTEBA. En una de las operaciones mediáticas más contundentes, se cuestionó que no tenía título docente –a partir de una entrevista con Nicolás Wiñazki–, lo que presuntamente le restaría representatividad. Lo cierto es que hasta no hace mucho, por caso, para ser preceptor en la escuela pública de la provincia de Buenos Aires no era necesario tener título docente –actualmente, en CABA tampoco–. Tampoco es necesario para ocupar cargos en algunas materias: siendo abogado se puede enseñar historia o derecho en el nivel medio, aunque no se puede titularizar –sólo se puede revestir como suplente o interino–. De esta manera, una persona sin título docente puede ingresar al gremio, afiliarse a un sindicato docente –pues, en rigor, trabaja como tal: un sindicato no es un colegio profesional donde la condición de ingreso es justamente el título y la matrícula–, presentarse como delegado y ascender en su estructura hasta ser secretario general. A pesar de las chicanas mediáticas, la carencia de un título docente no incide en lo más mínimo en su legitimidad al interior del gremio, aunque puede funcionar al exterior de él, donde las mayorías desconocen el funcionamiento del sistema y del trabajo docente (no obstante, Baradel presentó su analítico en los medios demostrando que, de hecho, sí tiene título docente).

Una provincia para el desierto macrista

Buenos Aires ha sido, desde los orígenes del Estado argentino, un problema particular. La confusión entre sus intereses y los nacionales, la superposición de finanzas, jurisdicciones, atribuciones y las resistencias armadas la llevaron a ser un dolor de cabeza para el articulado estatal. Ya en el siglo XX se comenzó a develar su destino de provincia burocráticamente indomable, en razón de la diversidad de sus escenarios –conurbano industrial, interior agropecuario, costa atlántica, pampa seca– y su peso económico y poblacional. Buenos Aires fue clave en el triunfo de Alfonsín en 1983, y también en el de de Macri en 2015. El mito dice que quien gana las elecciones en el partido de La Matanza –el distrito más poblado de la provincia, con casi 1.800.000 habitantes–, gana las elecciones nacionales. Los destinos de Buenos Aires, su puerto luego divorciado de su economía y luego autonomizado, y la provincia caótica e inviable, confluyen muchas veces con los de Argentina. 

La estrategia mediática y gubernamental de manejo del conflicto docente consistió en extender la negociación entre los sindicatos bonaerenses y María Eugenia Vidal –esa Margaret Thatcher que nos alcanzó para comprar en un contexto recesivo y de deterioro del salario real–, cuando el origen del problema fue la no convocatoria a la paritaria nacional docente.

Como explicamos en esta nota , el artículo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo, y su decreto reglamentario 457/2007 estipulan la obligación de una convocatoria de parte del Estado nacional a los sindicatos docentes con personería nacional, para establecer el salario mínimo y varios puntos más acerca de las condiciones laborales de la docencia. La negativa de Jorge Triaca (Ministro de Trabajo) de hacer lugar al pedido hecho por CTERA, UDA, SADOP, CEA y AMET y el desentendimiento de Esteban Bullrich (Ministro de Educación y Deportes) sobre el tema fue el puntapié inicial para los reclamos, que luego tiñeron las negociaciones subsecuentes provincia por provincia. Los relatos sobre el conflicto se centraron, entonces, en la provincia de Buenos Aires, y se proyectaron con ese formato a todo el país, como si ése fuera el alfa y el omega del problema, con héroes y villanos bien delimitados.La pata renga de la estrategia es, como se mencionó antes, la complejidad del gremio docente en el territorio bonaerense, la presión de las bases, las elecciones de SUTEBA este año. Se nacionalizó un escenario volátil, donde Baradel se juega mucho más que una paritaria. Se nacionalizó una provincia que tiene gravísimos problemas educativos estructurales, que combinan la herencia sciolista con las políticas de deterioro salarial y laboral del macrismo, y la continuidad de las políticas de abandono de su sistema educativo. Y, conforme avanzan el conflicto y las agresiones a Baradel, se van alineando tras él no sólo sus votantes en SUTEBA, sino que declaran su solidaridad las mismas bases de izquierda que amenazan con arrebatarle espacios dentro del sindicato, con la concurrencia de los otros cinco sindicatos bonaerenses y el respaldo de gran parte del sindicalismo docente en todo el país. La polarización duranbarbista, aun eligiendo como adversario a una figura cuestionada, puede terminar transformando al presunto burócrata sindical, alienado, no docente, mafioso, gordo, feo y malo en un abanderado de los mismos docentes que votaron a María Eugenia Vidal y le pusieron la banda presidencial a Mauricio Macri. Vaya paradoja: los remedios de la cannábica ala posmoderna del macrismo pueden ser mucho peores que la enfermedad y obligar a Vidal a endurecerse todavía más. ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que los bonaerenses, que no saben con quién dejar a sus hijos, desplacen las culpas del conflicto con los docentes –un ejército de trabajadores mal pagos que viven a su lado, que van a la verdulería, que se cruzan en el barrio– al gobierno de la provincia –que vive, ganando decenas de miles de pesos, en un búnker, a veces figurado y otras veces literal–? ¿Cómo puede terminar eso incidiendo en un año donde el macrismo se enfrenta a la prueba de fuego de las elecciones de medio término, donde los “brotes verdes” sólo existen en ExpoAgro y en las catacumbas financieras de la city, y el pan, los servicios, los impuestos, el transporte, los peajes no paran de aumentar frente a salarios planchados y castigados por más del 40% de inflación en 2016?

Voluntarios docentes y Big Data

Durante la última semana de febrero, para variar, se montó una brutal operación para deslegitimar ya no a Baradel, sino a la docencia en general. Esteban Bullrich se cansó en campaña de apelar a los humos de “Revolución educativa” y de “jerarquización de la docencia” y, en los hechos, sólo hubo vaciamiento del Ministerio de Educación y agresiones hacia el gremio. Puntualmente, a días del paro nacional docente de los días 6 y 7 de marzo, hordas enteras de trolls y gente ¿bienintencionada? se ofrecieron como voluntarios ad honorem para reemplazar a los docentes en paro. Más allá de que esto era legal y logísticamente inviable, el mensaje estaba claro: la docencia no es una profesión ni el docente un trabajador, por lo tanto no sólo es ilegítimo reclamar condiciones laborales –pues deberíamos realizar nuestras tareas en el marco de un ascetismo franciscano–, sino que cualquier persona de buena voluntad puede reemplazarnos sin problemas, pues la docencia no requiere saberes específicos –como, por otra parte, claman las voces de la derecha educativa en el diario Infobae en sus diatribas contra un fantasmagórico “pedagogismo moderno”–.En esta nota  explicamos la inviabilidad de la convocatoria a estos voluntarios y además algunos de los mitos sobre la escuela en los que busca abrevar. La primera que conocía esta imposibilidad siempre fue, naturalmente, María Eugenia Vidal, quien de todos modos habilitó un formulario Google en el sitio web educativo provincial, para tomar los datos de aquellos que quisieran postularse. A pesar de que Clarín, La Nación, la agencia nacional de noticias Télam y varios medios más titularon la convocatoria a los “60.000” voluntarios, en los cuerpos de sendas notas se aclaraba que esas personas serían convocadas solamente para tareas de apoyo escolar en centros comunitarios, clubes de barrio y otras tareas de militancia clásica, pero no para ingresar a los establecimientos educativos a “dar clase” –de hecho, los Consejos Escolares de La Matanza y Avellaneda, entre otros, anunciaron la prohibición del ingreso a “toda persona no autorizada por los marcos legales” a las escuelas–. A pesar de que Vidal dijo efectivamente lo que aparecía en los cuerpos de las noticias, es llamativa la concordancia en la forma de titular de prácticamente todos los medios, lo cual da lugar a sospechar que ésa fue precisamente una estrategia pactada con el gobierno bonaerense.

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Claudio Gallina, «Alicia y el lobo» (2015)

Los listados que surgieron del formulario revelaron una buena cantidad de falsos registros (direcciones de email del tipo macrigato@…), pero también datos reales. ¿Cuál sería el destino de esa información? Probablemente, un mayor relevamiento para el uso de las redes sociales y los datos electrónicos, una estrategia paradigmática de la comunicación política del macrismo, que se canaliza fundamentalmente a través de la geolocalización de datos relevados de Facebook, Twitter, Instagram y otras plataformas. Con el cruce de esa información el macrismo elabora líneas de comunicación segmentadas por barrio, edad, profesión, cercanía/lejanía ideológica y muchos más etcéteras: Macri te habla a vos, porque en todo estás vos. A modo de ejemplo: el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, durante la gestión macrista, obligó a todos los docentes del sistema educativo de gestión estatal a abrir una cuenta @bue.edu.ar, con plataforma Google. Allí, naturalmente, llegan no sólo comunicaciones formales del ministerio de Educación porteño, sino también novedades proselitistas con asombrosa precisión geográfica –una charla de la ministra Soledad Acuña “en tu barrio”–. Este conjunto de estrategias a través de la recolección de datos vía redes sociales se llama “Big Data”, y forma parte de la vanguardia  del marketing y la publicidad –y por extensión, de la comunicación política– del siglo XXI. Y es precisamente el negocio de gigantes como los nombrados –Facebook, Google, Twitter, Microsoft–: si el uso de la plataforma es gratuito, el producto es uno mismo. Zuckerberg le vende, al mejor postor (a Garbarino, a Cambiemos, a Coca Cola, a General Motors), las vidas subidas a internet de los usuarios. El producto soy yo. Así, el “espontáneo” voluntariado docente se convirtió en una oportunidad más para el duranbarbismo informático para relevar información.

Un fantasma recorre el paro

El paro docente nacional se llevó adelante, finalmente, los días lunes 6 y martes 7 de marzo, y hubo también convocatorias de la oposición sindical a continuar la huelga el día 8, junto con el paro internacional de mujeres –que, por otra parte, son abrumadora mayoría en el gremio–. Hubo una movilización multitudinaria en la Ciudad de Buenos Aires, desde el Congreso Nacional hasta la sede del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, ubicada a un kilómetro por avenida Callao, una de las más importantes de la ciudad. Para el mediodía, cuando la columna ya había llegado a destino y empezaba el acto principal, la marea humana cubría toda la extensión de la avenida, y se hablaba de más de 70.000 asistentes y un 95% de acatamiento al paro.

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Movilización del 6 de marzo. Fuente: sincensura.com.ar

Hablaron los cinco titulares de los sindicatos educativos nacionales: Sonia Alesso (CTERA), Fabián Felman (CEA), Mario Almirón (SADOP), Sara García (AMET) y Sergio Romero (UDA). Todos se solidarizaron con las amenazas y el escrache mediático sufrido por Roberto Baradel, y vale la pena rescatar algunas de las ideas más contundentes que aparecieron allí: Sonia Alesso (CTERA-CTA) destacó que los cinco sindicatos docentes cumplieron con el requerimiento que prevé el artículo 5 del decreto 457/2007, que estipula que debe solicitarse al Ministerio de Trabajo el pedido para abrir la negociación y que, ante la falta de respuesta, Jorge Triaca está violando la ley desde enero. En segundo término, destacó: “No queremos volver a la carpa blanca, a los 90, a provincias donde compañeros y pibes no tienen para comer”. En alusión al acoso mediático a Baradel, puntualizó “Quieren atacar a los dirigentes porque creen que así van a romper el compromiso de los maestros con sus sindicatos”, y anunció el acompañamiento a la movilización del día siguiente de la CGT y al paro de mujeres. Finalmente llamó a un paro próximo, una marcha nacional educativa y declaró que “Están usando la paritaria nacional docente para arrodillar a todo el movimiento obrero”. Esta última idea es central: la paritaria docente abre la agenda de negociaciones salariales, y pone parámetros en torno a los cuales se moverá el resto de los sectores del trabajo. Una baja paritaria docente implica, entonces, un piso más bajo para el resto de las negociaciones de todos los trabajadores argentinos. Por su parte, Serio Romero (UDA-CGT) afirmó que “este gobierno viene por los derechos de todos los trabajadores, y se desconocen los planes de inversión educativa” y, en línea con lo planteado por Sonia Alesso, que “No se está peleando con un dirigente sindical de la Provincia de Buenos Aires (en referencia a la ya mencionada nacionalización del conflicto entre Vidal y Baradel), sino con un millón doscientos mil trabajadores (la población total docente del país): los salarios docentes son una variable de ajuste”. Con un discurso duro, reclamó: “Ministro Esteban Bullrich, tome una decisión a favor de los trabajadores o renuncie como prometió en campaña”, responsabilizando a Mauricio Macri y a Esteban Bullrich por el no inicio de las clases en todo el país. Anunció un nuevo paro docente de 48 horas. Finalmente tomó la palabra Carlos Acuña, en representación del triunvirato que dirige la CGT, y ante el reclamo de las bases de un llamado a paro general, anunció que habría uno de 24 horas antes de fin de mes, aunque no dio precisiones sobre la fecha (al día siguiente, en otra movilización multitudinaria, tampoco precisarían la fecha a pesar de las presiones de quienes participaron de la movilización, y se retirarían entre insultos e incidentes, debiendo abandonar el palco principal).

Finalmente, ante la falta de convocatoria a la paritaria nacional docente que marca la ley, los sindicatos nacionales volvieron a anunciar un paro para los días 15, 16, 21 y 22 de marzo, mientras que en la provincia de Buenos Aires también se anunció un paro para el lunes 13.

Los idus de marzo

Luego del triple paro y de cientos de miles de personas movilizadas durante tres días consecutivos en la Ciudad de Buenos Aires, Cambiemos debería saber leer que:

  • Las bases, como corresponde, están mucho más radicalizadas que sus dirigentes, y que estos actúan como mediadores entre esa presión –hoy por hoy, brutal– y la negociación con el gobierno.
  • Que en las bases la influencia de la izquierda se extiende cada vez más, en función de una representación –y esto incluye no sólo a la CGT sino también a todo el sindicalismo identificado, de alguna manera, con alguna vertiente del peronismo– que se percibe burocratizada y desentendida de la cotidianeidad de los trabajadores.
  • Que, al contrario de la lectura superficial de “que se maten entre ellos” que pareció primar en el gobierno luego de la movilización de la CGT del día martes, lo que debería mirar con atención es la descomunal presión sobre las dirigencias sindicales y la disposición a realizar movilizaciones y paros.
  • Que este es un año electoral y el peronismo es un movimiento, en primer lugar, con vocación de poder y olfato de tiburón.
  • Que traerle problemas a las provincias –como por ejemplo, a través de la reestructuración del Ministerio de Educación de la Nación– puede complicarle las negociaciones con sus gobiernos y, por lo tanto, con los senadores que tienen una altísima capacidad para condicionar la gobernabilidad.
  • Que los trabajadores, por más timbreos y apelaciones al “esfuerzo común” y a “ser como soñamos ser” no comemos comunicación del gobierno, sino lo que tenemos en la heladera y que se compra con dinero. Y que, ante la continuidad de los negociados mafiosos entre la justicia federal, el fútbol y las agencias de inteligencia y la corrupción estructural que sólo cambió de protagonistas, el “cambio”, finalmente, sólo resultó ser una distribución regresiva del ingreso, emisión descontrolada de la deuda pública y fuerzas de seguridad desbocadas.

Todos fantasmas y ecos que conocemos muy pero muy bien.


5 respuestas a “Crónica de un paro anunciado

  1. Exelente anàlisis, sobre Baradel y el contexto de las elecciones quisiera hacer algunas anotaciones marginales sobre el escenario y el actor, no olvidemos que Baradel a comienzos del 2016 le regala un inicio de clases sin conflicto al flamante gobierno aceptando un aumento por debajo de la reconocida inflación del 45% ahora por inercia témporo espacial parece estar abocado al rol de luchador cuando la fuente del ensañamiento tiene raíz en los «arreglos» incumplidos es decir es el judas es el traidor de los acuerdos pre-existentes..por otro lado es evidente que heidi va a jugar a fondo xque es una neófita con asesores parnasianos y la docencia no es una masa uniforme de ovejas xmàs que se vistan de blanco..y en este nicho entra la izquierda (complejidad aparte), los distritos como matanza y la plata en donde la izquierda conduce los sindicatos es decir PO PTS IS (fit) y otros también estàn sometidos al contexto de elecciones a realizarse en el corto plazo..en este contexto la izquierda no se diferencia mucho de las pràcticas de la celeste pejotista por ejemplo en matanza la voracidad y mezquindad de los partidos que integran el fit han provocado el alejamiento de sectores como el PSTU y de independientes hartos de ver el sectarismo en estado puro..por último el devenir de los hechos como bien se mencionó va ha favorecer seguramente ha eso que llamamos genericamente peronismo.
    Josué Picón. Agrup.doc-estudiantil Lucina Alvarez. La Matanza.

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