¿Qué son las pruebas PISA? Manual de usuario

Esta semana volvió a estallar el delirium PISA, que pone sobre el tapete la problemática educativa. Florecen mil formadores de opinión que rara vez se interesan por esta agenda de no ser para efectuar condenas morales e ideológicas a los docentes y/o exigir la sanción, castigo, exclusión y maldición eterna a algún alumno que haya transgredido una norma y por ello llegó a los medios de comunicación. Este es un muy humilde aporte para comprender qué son las pruebas PISA y qué significan para el sistema educativo.

¿Quién mide?

El Informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) es un ránking elaborado por un organismo supranacional llamado OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que fue fundado en 1961 para continuar con la administración de lo que fue el Plan Marshall. Esta agencia, conocida como “el club de los países ricos” tiene entre sus objetivos actuales, según su página web:

  • Restaurar la confianza en los mercados y las instituciones que los hacen funcionar
  • Restablecer finanzas públicas saludables como la base del futuro crecimiento económico
  • Tutelar y apoyar nuevas fuentes de crecimiento a través de la innovación, estrategias de “crecimiento verde” amigables con el medio ambiente y desarrollo de economías emergentes
  • Asegurar que las personas de todas las edades puedan desarrollar habilidades para trabajar productiva y satisfactoriamente en los trabajos del mañana

Como se puede apreciar, la OCDE no tiene una función de organismo educativo o pedagógico (como sí podría ser el caso de, por ejemplo, la UNESCO), sino que está enfocada fundamentalmente en el desarrollo de mercados y el análisis y recomendaciones sobre los recursos humanos. Esto significa que su interés fundamental se centra en el desarrollo de los mercados, en la cual las personas participan como mano de obra, y no más que eso.

¿Por qué Argentina participa de las pruebas PISA?

Aunque no es miembro de la OCDE, Argentina está suscripta a las Declaraciones y Decisiones sobre Inversión  Internacional y Empresas Multinacionales desde 1997 (durante el menemismo). A través de esta Declaración, los países suscriptos se comprometen, entre otras cosas, a:

  • No favorecer a empresas locales por sobre empresas multinacionales que operan en su territorio
  • Cooperar para evitar o minimizar los requerimientos conflictivos de las empresas multinacionales
  • Otorgar peso a los intereses de los otros países miembros afectados por leyes y prácticas en el campo de la inversión internacional, sus incentivos y desincentivos, y esforzarse por tomar medidas lo más transparente posibles

Esto significa, a grandes rasgos, que participando de la OCDE los países adherentes acceden a ciertos circuitos de financiamiento y lobby internacional que puede promover las inversiones y los flujos de capitales. Esto forma parte de las reglas actuales del capitalismo globalizado, de manera que la pertenencia a la OCDE puede servirle a Argentina para participar de la pesca de inversiones en la laguna del mercado mundial. Desde ya, como contraparte se exige un monitoreo por parte de la OCDE de las finanzas públicas y otros aspectos institucionales, como su sistema educativo. Renunciar a las pruebas PISA, de esta manera, es renunciar también a estos circuitos que pueden –o no– aportar inversiones al país.

¿Qué se mide y qué no?

Las pruebas PISA se toman a estudiantes de 15 años para evaluar sus conocimientos sobre Ciencia, Matemáticas, Lectura, Solución colaborativa de problemas y Finanzas. Los contenidos evaluados –como se observa, están ausentes las artes, las ciencias sociales y humanidades, la actividad física y la recreación, y otros campos disciplinares– están en sintonía con los objetivos que se plantea la OCDE para sus países miembros y adherentes: evaluar la potencialidad de la mano de obra que participará, en breve, de su mercado laboral, de cara a proveer esa información para atraer u orientar las inversiones de las empresas multinacionales que consumen sus informes. Aunque el mundo del trabajo y las actividades económicas son una variable importante a tener en cuenta a la hora de pensar la política educativa, no es la única. El aumento o disminución de la matrícula, la composición de clase y cultural de los alumnos, las lógicas curriculares de los ámbitos rurales y urbanos, la función de la escuela como mecanismo de ascenso social, el sistema como espacio de construcción colectiva, la formación en saberes y conocimientos para el arte y/o para la educación superior y muchos más etcéteras no son evaluados por las pruebas PISA. Y nadie puede negar que son aspectos relevantes del sistema educativo, pues son muchas de las preguntas y expectativas que se ponen sobre la escuela en función de los estudios universitarios, la participación ciudadana, el respeto por la opinión y la integridad del otro, la gestión de la violencia institucional y social, que son dramas que hoy en día condicionan fuertemente la educación en nuestro país. Tampoco mide el estado de las escuelas, ni las condiciones laborales de los docentes, ni los mecanismos de apoyo social del Estado. Nada de eso: sólo mide, como ya afirmamos, la potencialidad de la mano de obra. De manera que la información relevada sólo aporta datos sobre una variable muy específica y acotada del sistema educativo que sí, es importante, pero es una más entre otras que son tanto o más importantes que la inserción en el mercado laboral.

Por otro lado, mide y sitúa en un ránking a países cuyos sistemas educativos difieren dramáticamente, como el finlandés o el argentino, como explicamos en esta nota. El informe de la OCDE presenta como equivalentes a sistemas educativos que difieren, por ejemplo, en:

  • Qué niveles son o no son obligatorios
  • Qué grupos sociales tienen acceso a la educación media
  • Quién gestiona las escuelas (¿Estado nacional, provincial/estadual, municipal?)
  • Cómo se contrata a los docentes y cómo se selecciona a los alumnos
  • Los diferentes niveles y modalidades del sistema

Esto significa que las escuelas secundarias de Argentina no sólo son diferentes de las de otros países por estar en Argentina, sino por tener funciones diferentes para públicos diferentes, con tipos de gestión y financiamiento diferentes, y como segmentos con niveles con funciones diferentes para el resto del sistema educativo. Para ejemplificar, no es lo mismo una secundaria pública del conurbano bonaerense –nivel obligatorio– que recibe pibes que son los primeros en su familia en transitar la escuela media, que una escuela de un país donde la secundaria no sólo no es obligatoria, sino que está destinada a la elite social. Por caso, para los estudiantes en condiciones de ser evaluados (15 años de edad) de Singapur –que salió primero en el último ranking– la educación no es obligatoria, en un país donde es legal que un niño de 13 años esté dentro del mercado de trabajo, y en donde los castigos corporales son legales, incluso en la escuela (en esta nota encontramos un análisis más completo sobre la estructura socioeconómica de este país). Es un error metodológico comparar sistemas educativos tan dispares, salvo que el único objetivo sea evaluar aptitudes bien concretas de los recursos humanos de cada país para el análisis de las inversiones. Finalmente, está claro que las contribuciones que Argentina puede hacer, en materia de recursos humanos, en un mundo globalizado –desde su papel de país periférico en el capitalismo del siglo XXI– son bien diferentes a las que pueden hacer Alemania, Corea del Sur o Estados Unidos.

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Bansky, «Napalm» (2004-5)

¿Son las PISA una prueba fehaciente de la crisis educativa?

Según la OCDE, Argentina aparece bastante abajo en un ránking cuyos vicios ya fueron señalados, vinculados a factores estrictamente económicos. No obstante, efectivamente hay una indefinición acerca de cuál es el papel económico que juega Argentina en esta etapa del capitalismo mundial, indefinición desde ya a cargo de las dirigencias políticas de nuestro país. Como hipótesis, se podría afirmar que esa misma falta de precisiones genera que no haya una orientación marcada acerca del rol económico del sistema educativo, y por lo tanto políticas públicas consistentes con esa orientación, que definieran qué mano de obra necesita nuestro país. Luego de 25 años de neoliberalismo duro (1976-2001) y 12 años de “matriz productiva diversificada con inclusión social” (¿qué vendría  a ser esto? ¿un tipo de neoliberalismo heterogéneo?), no hay una definición concreta sobre cuál debe ser el motor productivo de la Argentina y la relación entre mercado interno y mercado externo. ¿O acaso sí la hay, y el sistema educativo tiene fines inconfesables (desarrollamos una lectura conspirativa de las PISA en este link)?  En todo caso, los malos resultados de Argentina en las PISA testifican esa indefinición. Que es exclusiva responsabilidad de quienes dirigen el sistema, y no de los docentes (ya están circulando, por cierto, acusaciones a los docentes negándonos el derecho a las paritarias en 2017 a raíz de la exclusión de Argentina del ránking general).

El sistema educativo, por lo expuesto recién y por una multiplicidad de razones, efectivamente está en crisis. Estos problemas se manifiestan en los aspectos infraestructurales, pedagógicos, salariales, sociales, etc. Lo explicamos en esta nota: es necesario, para plantear el debate educativo, diferenciar los problemas de los diagnósticos de las soluciones. Estos problemas han sido denunciados sistemáticamente en infinidad de oportunidades por los mismos docentes, por las familias, y por las investigaciones en curso sobre la educación en Argentina que miden lo que las PISA no. Nadie niega la crisis. Lo que está claro es que las pruebas PISA sólo constituyen la única ocasión que tienen los opinadores malintencionados y comprometidos con la politiquería mafiosa de opinar citando una fuente de autoridad. Es razonable: las PISA son la única fuente que conocen, porque jamás se dedicaron a leer e investigar sobre educación y sus problemas estructurales que llevan décadas.

Politiquería barata y docentes hechos goma

Concretamente, la OCDE excluyó a la Argentina del ránking general –pero no del informe: está en los anexos y los resultados dieron mejor que la medición anterior– por un presunto problema técnico en el relevamiento de los datos, que explica acá Alejandro Ganimian. Según la OCDE, no se puede afirmar que hubo manipulación de la muestra por parte del gobierno anterior, como reporta Luciana Vázquez en La Nación. Adriana Puiggrós, por su parte, va más allá: postula que la misma OCDE había afirmado que la muestra era válida en 2015 al entonces ministro Sileoni pero que en el foro de Davos, donde Mauricio Macri se reunió con las principales corporaciones privadas educativas, se produjo un lobby de la actual gestión para excluir los resultados de 2015. El objetivo sería, en esta hipótesis, ocultar la mejora en las mediciones aduciendo un “error técnico grave”, para luego retomar la participación plena y atribuirle al gobierno de Cambiemos, en la próxima edición, una mejora que se sostiene sobre lo construido durante el kirchnerismo.

En cualquier caso, quienes caemos en la mira por este frenesí de indignación educativa siempre somos los docentes: mal pagados, atajando verdaderas tragedias sociales a diario, en escuelas que se caen a pedazos, ninguneados sistemáticamente por la dirigencia política, intentando construir vínculos con el conocimiento, el arte y valores propositivos en un mundo que justifica los linchamientos, la muerte y banaliza el mal cada día más. Nosotros, los primeros denunciantes de una crisis que sólo aflora con un instrumento acotadísimo que dice muy poco sobre las múltiples variables del sistema educativo. Nosotros, que mientras cerramos notas intentando que un pibe entienda que lo están explotando ferozmente en el trabajo escuchamos en la televisión que un panelista grite que debemos subir al cadalso y accionar la guillotina, pues ni siquiera somos dignos de verdugos.


9 respuestas a “¿Qué son las pruebas PISA? Manual de usuario

  1. Es una prueba standard. Evalúa las aptitudes que les van a permitir a los chicos de 15 años ganarse la vida cuando sean mayores. Probablemente en países ricos o rentistas, las habilidades artísticas sean muy importantes, en países no desarrollados, no tanto.
    No tiene en cuenta ningún factor «atenuante». Es función de los que los interpretan sacar las conclusiones.
    Muchos dicen que la educación es un factor fundamental para el desarrollo, sobre todo el industrial. Mucho más que la dotación de recursos naturales.
    Pues bien, estamos ante una de las maneras de medir este factor. Como medir los barriles de reserva de petróleo. Estamos bien o estamos mal? Somos un caso perdido o podemos mejorar? En qué plazo?
    Leyéndote, da la impresión en que es lo mismo ser el primero o el último en estas pruebas. Pienso lo contrario.

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  2. El tema es pensar sólo en función del desarrollo económico o productivo de un país, y pensar que el sistema educativo sólo debe enfocarse en eso. Desde ya que es una variable importante del sistema (que no está resuelta desde la política, porque Argentina hoy tiene una enorme cantidad de mano de obra apta para trabajos de baja cualificación y empleos precarios y eso es inconfesable, como se desarrolla en uno de los links de la nota), pero no es la única. ¿Cómo se concilia esto con el derecho humano a la educación? ¿Para qué sirve el sistema educativo? ¿Por qué prácticamente ningún partido de gobierno jurisdiccional -que son quienes efectivamente gestionan las escuelas, y no el Estado nacional- apunta a invertir millones en la transformación de un sistema educativo obsoleto? ¿Acaso porque está bien así, formando mano de obra precarizada bajo la ficción de que habilita el ascenso social? ¿Cómo habilitamos desde el sistema educativo una participación más comprometida con la ciudadanía? ¿Cómo formamos a nuestros alumnos como consumidores responsables, o como sujetos respetuosos de los derechos del otro, en un mundo que clama por linchamientos y ejecuciones sumarias? ¿No es parte del sistema educativo eso también? Las PISA no lo miden.

    Por eso es que el espíritu general de la nota puede llevarte a la falsa percepción de que «da lo mismo». No, no da lo mismo, lo que debemos saber es que mide variables específicas en función de objetivos específicos, objetivos relacionados con algo que en nuestro país ni siquiera está resuelto a nivel político-legal. Así que, por fuera de la psicosis que se genera -vos mismo acusás a los docentes de ser cómplices o estar involucrados en el error muestral que excluyó a Argentina del ranking general, lo cual es una simplificación bastante bestial- es probable que ni siquiera Bullrich sepa qué es lo que está midiendo, o qué significan sus resultados.

    Los resultados los evalúan los inversores que leen el informe de la OCDE: no los docentes, porque no nos sirve para modificar lo que sea que haya que modificar. No Bullrich ni buena parte de los ministros provinciales, porque desconocen las lógicas del sistema educativo. Y mucho menos los opinadores. Ahora bien, ¿les interesa a los inversores que vienen a nuestro país que la mano de obra sea de baja cualificación? Según qué rama económica, seguramente sí: en eso seguramente el Momo Venegas y sus socios tengan algo para decir.

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